Mecánica del pensamiento
Hola, ¿cómo estás? Te envío una súper afectuosa bienvenida, estoy muy agradecida con Dios y por supuesto contigo, porque entre tantas opciones decidiste tomar tu valioso tiempo para compartir este agradable espacio conmigo. Sé muy bien que si estás aquí, en este preciso instante, no es una casualidad, nada sucede fortuitamente, todo tiene un propósito y en este caso es que sin lugar a duda ya estás listo para que muchas de las grandes interrogantes de tu vida comiencen a despejar la certeza de una nueva consciencia que está a punto de despertar.
Para iniciar el maravilloso viaje hacia la introspección y el crecimiento personal lo primero que debemos sentar como base es la comprensión de los profundos estados internos del “Ser” y por esta razón, en el día de hoy te estoy compartiendo este artículo aquí en ESPACIO ANTUAK. Te prometo que este tema será fascinante porque exploraremos una dimensión que, para muchos, aún es un tanto desconocida, te hablo sobre la real dinámica del pensamiento y cómo influyen estos procesos internos en nuestras emociones y la actitud que proyectamos día a día. El acelerado estilo de vida moderno que llevamos nos ha producido una gran crisis de valores que acrecienta cada día más la brecha entre las personas que se sienten realizadas y las que no, para algunos la felicidad está supeditada al hecho de mejorar su condición económica, mientras que otros, que tienen una condición económica muy próspera están inconformes porque tienen otras áreas de su vida irresueltas. De una u otra forma muchos idealizamos la felicidad como algo inaccesible porque aspiramos siempre más de lo que ya pudimos alcanzar, vivimos ansiosos pensando más en lo que nos hace falta, que en lo que ya tenemos que es nuestra gran fortaleza, es como ese dicho que reza “lo que resistes…persiste”. El mantener la atención fijada en las carencias atrae más carencias y ocasiona una preocupación excesiva por lo que no se tiene o no se puede hacer en el presente, el permanecer angustiados nos impide disfrutar los momentos importantes del ahora, que es el único espacio del que somos dueños y sobre el cual tenemos el derecho de actuar con libertad.
Quiero compartir contigo este versículo bíblico que encaja perfecto en el marco de este exquisito tema que profundizaremos hoy, sé que este versículo es muy conocido por todos, pero también sé que muchas veces ha sido malinterpretado desde una simple concepción religiosa, por lo que te propongo contemplarlo desde otra perspectiva más amplia y universal:
“Conocerán la verdad, y la verdad los hará libres”. Juan 8: 32
Todo, absolutamente todo lo que existe está conformado dentro de un sistema, el Universo, nuestro planeta, los ecosistemas, la sociedad, la familia y por supuesto nosotros los humanos, quienes también somos seres sistémicos conformados por mente, espíritu, emociones y el cuerpo físico. Todos estos elementos están intrínsecamente relacionados y el funcionamiento de cada uno de ellos influye directamente en alguno de estos o en todos a la vez, estando vivos no podemos separar ningún componente de nuestro ser y, por ende, cualquier experiencia puede causarnos un leve o alto impacto. Conforme a esto, uno de los mecanismos más importantes que poseemos para desarrollar con efectividad todo nuestro potencial, está sustentado en nuestro sistema de creencias o los tipos de pensamientos que tenemos acerca de nosotros, nuestro entorno y nuestras circunstancias. Ellos son el cimiento preponderante que optimiza nuestra capacidad para evolucionar y desenvolver las competencias necesarias para el éxito integral en todas las áreas de la vida.
Los sistemas de creencias son los modelos de pensamiento creados por nuestra mente para satisfacer un deseo, generalmente sobre un hecho real o imaginario; afectan directamente la percepción que tenemos sobre nosotros, los demás y las situaciones que nos rodean nos permiten valorar el bienestar general de nuestra vida y orientan la operatividad para lograr o no las metas establecidas.
“Antes de encontrar a tu alma gemela, primero debes descubrir la tuya”. Charles F. Glassman
Todo lo que existe en la memoria es nuestra base de datos, todo empieza y termina allí en lo que creemos que es verdad o no, ya que todo lo que vivimos está sustentado en nuestras creencias o mejor dicho, la forma particular en la que cada persona percibe sus acontecimientos. Nuestros conceptos los hemos construido en base a las experiencias significativas que hemos experimentado hasta el presente, inclusive desde que estamos en el vientre materno, porque desde ese momento ya comienzan a instaurarse las memorias celulares. Los conceptos que tenemos acerca de cualquier cosa son el resultado del aprendizaje que las vivencias han dejado en nosotros, ese aprendizaje es determinado por diversos factores que interactúan con las personas y el modo cómo internalizan la información que procede de dichos factores. Los factores externos más influyentes estarán orientados por la información que aporta el hogar, la escuela, la calle, la sociedad, la religión, el entorno, las redes sociales, mientras que los factores internos estarán determinados por la forma en que esta información es percibida por nuestros sentidos y posteriormente procesada por nuestra mente, que funciona tal cual como lo hace una gran computadora.
Toda nueva información, captada por alguno de los cinco sentidos, es asociada y luego archivada junto a los pensamientos registrados con anterioridad en esa nube de almacenamiento para luego crear un nuevo concepto más evolucionado acerca de una temática definida. A partir de este momento, ese nuevo concepto o creencia permanece archivado en nuestra base de datos, que también conocemos como memoria. Todas las emociones y los comportamientos que tenemos son alterados por lo que creemos que es la verdad, la forma cómo pensamos impacta directamente todo nuestro entorno y a las personas con quienes nos relacionamos, así que para comenzar un proceso de transformación realmente efectivo es indispensable revisar nuestros conceptos o creencias.
“El pesimista se queja del viento. El optimista espera que cambie. El líder arregla las velas”. John C. Maxwell
En este punto creo muy conveniente avanzar hacia algunos conceptos y fórmulas puntuales que podrían parecernos mágicos, pero no lo son, son sencillos conceptos de los que siempre hemos oído pero pocas veces hemos escuchado. Quiero que profundicemos en ellos, ya que forman parte de nuestras creencias y tienen el poder de actuar como códigos sagrados para limitar o potenciar cualquier experiencia. La mente es la gran torre de control, nuestro mayor centro de operaciones, ella actúa como una gran nube de almacenamiento donde está archivada toda la información importante que se recibe por medio de los sentidos, en este súper registro se encuentran los sistemas de creencias, los cuales conforman el grupo de pensamientos o conceptos que tenemos sobre cualquier cosa. Toda esta información infiere directamente sobre otra parte de nuestro ser que son las emociones, y el tipo de emoción que sentimos funciona como el motor que pone en marcha el comportamiento que exteriorizamos. Esta dinámica crea nuestras vivencias y la calidad de vida que alcanzamos estará determinada por el bienestar individual o el nivel de satisfacción que resulta de este laborioso proceso.
“El primer orden de la ayuda significa que uno sólo da lo que tiene, y sólo espera y toma lo que realmente necesita”. Bert Hellinger
Para interiorizar mejor esta información voy a plasmarla en una gráfica fácil de comprender, yo la llamo la fórmula mágica, porque, aunque es sencilla, nos permite tomar el control para manejar exitosamente todas nuestras vivencias.
Esta fórmula mágica es: Los Sistemas de Creencias y la Mecánica del Pensamiento
Los sistemas de creencias son el conjunto de conceptos que creamos sobre la realidad, comprenden nuestra manera particular de percibir cualquier asunto, son nuestros registros mentales y están almacenados como cualquier archivo de una computadora. Cuando recibimos cualquier tipo de información por medio de los sentidos se activa, como un reflejo, toda la información recolectada anteriormente al respecto y se procesa una nueva información. Ésta nueva información, produce una emoción que posteriormente se proyecta en nuestra actitud. Los sistemas de creencias nacen del impacto que causa en nosotros una experiencia propia o de alguien más, digo alguien más porque son fácilmente influenciados por nuestro entorno o las personas significativas con quienes compartimos momentos importantes. Los sistemas de creencias dirigen todos los patrones del pensamiento, ellos precisan el concepto que tenemos de todo los que nos rodea y del cómo debemos interactuar con ello, son tan poderosos que tienen un aporte significativo y direccionado hacia la calidad de vida, porque solo podemos llegar a materializar las experiencias de las cuales nos sentimos merecedores.
En conclusión: cada uno construye su realidad en base a lo que piensa ya que solo podemos ser o hacer lo que antes hemos determinado a nivel del pensamiento.
“A menos que creáis en vosotros mismos, nadie lo hará, este es el consejo que conduce al éxito”. John D. Rockefeller
Nuestros sistemas de creencias son influenciados directamente por diversos factores que modelan nuestro desarrollo a nivel personal, familiar o sociocultural, algunos son intangibles, otros muy obvios, pero todos están arraigados en lo más profundo de nuestro “ser”. A veces, se mantienen archivados en el alma y se atesoran inconscientemente como legados generacionales, muchos son tan antiguos que han estado presentes desde los inicios del linaje familiar por incontables generaciones. Cada familia atesora como un legado un sistema de creencias muy particular que heredan y traspasan a todos sus miembros, sea este beneficioso o no.
Este sistema de creencias que llamaremos aquí “generacional”, simplemente se labra en el seno familiar de manera natural casi imperceptible, influye a nivel subconsciente de forma directa sobre todas las decisiones que puedan tomar los miembros del clan respecto al amor, el trabajo, los estudios, la economía, la salud, los hábitos alimenticios o cualquier otro que consideren importantes. Algunas veces los destinos de una familia parecen heredados, generación tras generación viven las mismas experiencias una y otra vez, cuando los sistemas de creencias del clan familiar son altamente potenciadores impactan positivamente a todos sus integrantes y ellos mantienen una calidad de vida muy exitosa en el tiempo. Pero contrariamente, cuando los sistemas de creencias del clan familiar son limitantes, es muy probable que los integrantes de la familia siendo adultos vivan experiencias negativas muy similares a las de otros miembros del clan y por esta razón, no se arriesgan a buscar nuevas experiencias que les demuestren lo contrario, y así, esas vivencias serán justificadas o aceptadas como parte de su destino porque les sucedió anteriormente a otros seres amados.
“Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da”. Éxodo 20:12 (RVR1960) 12
Las creencias familiares son fácilmente observables en los niveles de conciencia espiritual o emocional que tenemos, incluyendo la Fe en Dios, la autoestima, la seguridad personal que mostramos al momento de enfrentar cualquier experiencia, las consecuencias del tipo de crianza que tuvimos, el cómo vivieron nuestras generaciones pasadas o la combinación de las dos familias de procedencia de nuestros padres, así como su religión, su ideología política, su nivel económico y profesional, entre otros. Diariamente desde que nacemos, el entorno familiar o social nos bombardea con información que la mayoría de las veces, aceptamos como una realidad sin refutar porque no tenemos mucho tiempo para cuestionarla. Dicha información va condicionando todo lo que pensamos, sentimos, decimos o hacemos hasta convertirse en nuestros sistemas de creencias gobernantes, algunos llegan a ser muy positivos mientras que otros no tanto. Cuando somos niños creemos que la manera de actuar de los grandes es la forma correcta y crecemos bajo esta percepción, la gran mayoría de las veces reaccionamos frente a las circunstancias tal y como se nos enseñó en el núcleo familiar. Las personas mayores de la familia con los cuales compartimos nuestra infancia son el primer modelo a seguir, por ende, crecemos considerando que se les debe respeto y lealtad a las decisiones que tomaron.
“Todos nuestros sueños pueden hacerse realidad, si tenemos el coraje de perseguirlos”. Walt Disney
Para ir cerrando este tema y que no se pierda esta exposición, creo conveniente invitarte a trabajar en la siguiente actividad, siendo muy oportuna para este espacio: Crear un glosario de términos personales
Para hacerlo, te recomiendo revisar diferentes autores y hacer comparaciones con tus conceptos acerca de los siguientes temas: éxito, trabajo, amor, familia, dinero, ego, espíritu, emociones, pensamientos, fracaso, miedo, Dios, ciencia, energía, vibración, inteligencia, pareja, odio, rencor, resentimiento, felicidad, etc. Puedes usar también palabras que marcan tu personalidad, tus vivencias o lo que más anhelas en la vida o las que gustes. Desde ahora cualquier palabra que te inquiete la vas a cuestionar e investigar, ya verás como el clasificarlas objetivamente te permitirá tomar una nueva posición de control sobre dicho argumento, tal posición te hará más consciente del cómo la percepción actual sobre ese concepto ha determinado resultados importantes en tu vida, y veras que, haciendo este sencillo ejercicio podrás notar fácilmente algunas creencias limitantes que tienes para reformarlas. Los cambios tienen que partir de ti, nada cambiará si tú no cambias…
En esta oportunidad, te regalo esta frase escrita por el mentor de mentores Jim Rohn “La indecisión es el ladrón de la oportunidad”.
Para finalizar, te invito a aprovechar esta oportunidad y asumir el compromiso de seguir adelante para hacer las cosas de una forma distinta, es el momento idóneo para experimentar grandes cambios. Basta ya de seguir conforme con sobrellevar diariamente las situaciones que te hacen sentir infeliz, si tú no estás bien, nada más lo estará. A Partir de este momento tú serás tu máxima prioridad, eres la pieza clave en ese engranaje al que llamas vida.
Autora: Doraisabel Herrera